La tarta que hoy os presento es un clásico de la repostería británica. Su historia se remonta al siglo XIX cuando la dueña de una posada en Derbyshire creó el postre bakewell. Dicho postre ha evolucionado a lo largo de los años hasta llegar a nuestros días con su glaseado y guindas características.
Son muchas las versiones de esta tarta que podéis encontrar en la web. Yo he tenido como referente la receta que tiene en su cuenta de Instagram la cafetería que tanto me gusta en Edimburgo Clarinda´s tea room (Os hablé de este sitio cuando publiqué las Barritas crujientes de limón)
Te cuento, como siempre unos consejos que te pueden venir bien para
-La tarta original lleva mermelada de frambuesa pero también queda bien con mermelada de fresas. Me gusta mucho hacer mermelada casera y en temporada de fresas suelo hacer para tener en casa todo el año. Si hago la receta con mermelada de frambuesa, siempre compro la marca Bonne maman, que me gusta mucho.
-Necesitas un molde de 23 cm de diámetro desmoldable.
-Si tenéis intolerantes a los productos lácteos en vuestra familia, podéis sustituir la mantequilla por margarina vegetal. De hecho, la receta original de Clarinda’s, utiliza margarina.
-Puedes hacer la receta en moldes pequeños para hacer mini tartas individuales. Decorados con media guinda, quedan preciosos.
-Si no quieres hacer el glaseado de la superficie, pon almendras fileteadas y sírvela con natillas o helado.
-Para cubrir la superficie de la tarta con el glaseado y que quede todo uniforme, yo meto el glaseado en una manga pastelera desechable, corto el pico de la manga y cubro la tarta haciendo círculos.
-La esencia de almendras la encuentras en tiendas on line. Es imprescindible para darle ese saborcito tan característico en esta tarta. Otras recetas no llevan la esencia puesto que llevan almendra molida en la masa del bizcocho.
Ya sé que la explicación es larga y la lista de ingredientes, también. Fíate de mí y lánzate. Es una tarta muy “british”, con un sabor muy característico y una textura húmeda y jugosa. El contraste de la mermelada con el crujiente y ácido del glaseado es lo más.
qué rica se ve!! sabía que existía esta tarta, pero no de qué estaba hecha... la verdad es que se ve exquisita
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